Dieta y el lipedema
¿Qué es el lipedema?
El lipedema es un trastorno crónico y progresivo del metabolismo de los lípidos que se conoce por varios nombres, como lipoedema, lipohiperplasia, lipohipertrofia dolorosa, piernas de columna, piernas en tubo de estufa, adiposalgia, lipodistrofia o el síndrome de la grasa dolorosa. Su nombre viene de “lipos” (grasa) y “oídema” (inflamación), lo que indica claramente las principales características de la enfermedad.
El lipedema provoca inflamación y alteración de la distribución y proliferación del tejido adiposo, lo que causa un aumento de volumen principalmente en las extremidades inferiores o superiores, excepto en las manos y el empeine. Afecta casi exclusivamente a mujeres, se observa en hombres en casos asociados a hipogonadismo y cirrosis hepática. Suele aparecer debido a cambios hormonales, como durante la pubertad, el embarazo, la menopausia o el uso de anticonceptivos.
Es una patología infradiagnosticada e infratratada, ya que a menudo se confunde con otros trastornos como la obesidad. Esto dificulta su diagnóstico precoz y, por tanto, un tratamiento clínico oportuno para mejorar el pronóstico y el bienestar de los pacientes.
El lipedema se caracteriza por una desproporción muy notable entre el tronco superior e inferior, siendo más común el aumento de volumen en las extremidades inferiores de forma simétrica en ambos miembros. Además, puede presentarse el “Signo de Cuff o almohadilla del lipedema”, que se produce en los puntos donde se acumula de manera abrupta el tejido graso, ya sea en el tobillo o en la rodilla. Asimismo, es común la aparición de hematomas y/o arañas vasculares debido a la fragilidad capilar, así como una mayor sensibilidad al contacto físico, al frío y al dolor en las áreas inflamadas. También se puede observar una textura de la piel más suave en las zonas afectadas.
Esta enfermedad produce un gran deterioro en la calidad de vida de quienes la padecen, ya que es psicológicamente angustiante.
Causas del lipedema
Su origen aún se desconoce, aunque se han propuesto varias hipótesis:
- Predisposición genética: se estima que hasta el 64% de los pacientes con lipedema tienen antecedentes familiares de primer o segundo grado con esta enfermedad.
- Componente hormonal: se ha observado que los estrógenos juegan un papel importante en el desarrollo del lipedema, el cual suele presentarse durante períodos de cambios hormonales.
- Disfunción microvascular: se ha relacionado con trastornos de los capilares linfáticos y sanguíneos, así como con daño y permeabilidad vascular o microangiopatía. También se ha asociado con anomalías en los vasos sanguíneos de mayor tamaño.
Clasificación por tipo de lipedema
Según su ubicación y acumulación de grasa:
- Tipo I: caderas, nalgas y pelvis.
- Tipo II: hasta las rodillas.
- Tipo III: hasta los tobillos.
- Tipo IVa: brazos (poco frecuente).
- Tipo IVb: pantorrillas (poco frecuente).
- Tipo V: caderas a tobillos y brazos
El lipedema también se suele clasificar según el grado de afectación en grados del I al IV.
¿Lipedema y Linfedema: son lo mismo?
Aunque algunos los confunden, el lipedema y el linfedema son dos trastornos diferentes. Aunque pueden coexistir, el linfedema se produce por una disfunción en el sistema linfático, que causa una retención de líquido, mientras que el lipedema es una inflamación del tejido adiposo. A diferencia del lipedema, el linfedema afecta a ambos sexos por igual y siempre se caracteriza por la presencia de edema. Ambas condiciones pueden causar un aumento del volumen en las extremidades.
Tratamiento dietético del lipedema
Aunque la cirugía o liposucción selectiva son los tratamientos más efectivos para el lipedema, la intervención nutricional puede contribuir a mejorar la salud general del paciente. Aunque no se puede reducir la grasa localizada del lipedema mediante la dieta, es fundamental adoptar hábitos alimentarios y de estilo de vida saludables para mejorar la composición corporal y evitar la obesidad.
Dado que el lipedema implica un estado de inflamación subclínica crónica, se recomienda seguir una dieta antiinflamatoria. Algunos alimentos pueden acentuar la inflamación, mientras que otros tienen potencial antiinflamatorio y ayudan a disminuirla. Una dieta antiinflamatoria contribuirá a la reducción del dolor, la mejora del metabolismo y la resistencia física, el fortalecimiento del sistema inmunológico, la reducción de edemas y la mejora del flujo sanguíneo y el retorno venoso, entre otros beneficios.
El cambio de hábitos alimentarios también se enfoca en controlar el sobrepeso y evitar el crecimiento de nuevo tejido graso, que es una fuente de inflamación en el organismo.
Algunos alimentos a reducir o evitar:
- El consumo de alimentos procesados, ricos en azúcares, edulcorantes, sal y grasas trans, harinas refinadas de trigo blanco (pan, pasta, pasteles, galletas y cereales de caja).
- Alimentos con alta carga glucémica, como las patatas, las zanahorias (dependerán también del método de cocción que se utilice), la miel, el arroz blanco, la harina de maíz, etc., con el fin de evitar picos de glucosa en sangre que favorecen los procesos de acumulación de grasa y la formación de edema.
- Alimentos con alto riesgo antiinflamatorio como carnes rojas, embutidos, aceite vegetal, margarinas y demás grasas hidrogenadas, frituras, alcohol, etc.
- El porcentaje de carbohidratos global de la dieta (favoreciendo dietas más altas en grasas saludables, estilo cetogénica), incluso los hidratos saludables, presentes en legumbres, cereales, vegetales y frutas. Esta dieta debe ser llevada de la mano de un profesional dietista-nutricionista, para garantizar el adecuado equilibrio nutricional y balance energético.
- El consumo de gluten presentes en harinas de trigo, pan, pasta, cerveza, avena, entre otros.
- La leche de vaca, por su contenido en beta caseína A1, que tiene potencial inflamatorio.
Algunos alimentos a potenciar:
- Grasas saludables, priorizando el Omega-3 presente en alimentos como el pescado azul, frutos secos y semillas.
- Antioxidantes: como los polifenoles presentes en alimentos como el cacao y frutos rojos, etc. en general en frutas, hortalizas y verduras.
- Proteínas de calidad, principalmente pollo, huevos y pescado.
- Cúrcuma, ya sea como raíz o en polvo, debido a su alto contenido en curcumina, una sustancia con poder antinflamatorio y antioxidante.
- Priorizar alimentos de origen ecológico siempre que sea posible, para reducir la carga de pesticidas, fertilizantes y otros residuos tóxicos, además de obtener una mayor cantidad de antioxidantes.
Ejercicio físico y el lipedema
La actividad física, es fundamental para mejorar la salud general del paciente, además de la alimentación. Se recomienda enfocarse en ejercicios cardiovasculares que involucren los grandes grupos musculares. Realizar actividades de intensidad baja o moderada, como caminar, natación, bicicleta, ejercicios funcionales, etc., evitando los deportes de alta intensidad, de impacto y de contacto, que puedan más bien agravar el dolor del paciente con lipedema.