1. Partir los plátanos sin pelar, en 2 o si son grandes en 3 partes iguales, desechando las puntas si están negras.
2. Con un cuchillo hacer una ranura transversalmente a la piel para que penetre mejor el agua.
3. Llevarlos a una olla con suficiente agua (con todo y piel).
4. Cocinarlos a fuego medio-alto durante 30 minutos aproximadamente o hasta que la piel empiece a desprenderse y hasta que probemos pinchar con un cuchillo y notemos que están blandos.
5. Retirar los plátanos del agua y dejar reposar solo unos 3-5 minutos (no dejar enfriar del todo).
6. Aún tibios, vamos a aplastar uno a uno los plátanos para que queden planitos.
7. Para ello, llevamos un trozo a una tabla para cortar previamente cubierta con papel de horno o envoplast.
8. Añadir un poquito de aceite de oliva al papel para evitar que se pegue, colocar el plátano encima, un poco de sal y cubrirlo con otro trozo de papel de horno por encima.
9. Con la ayuda de otra tabla o plato presionar con fuerza hasta que el plátano se aplane.
10. Repetir este proceso con todos los trozos de plátanos.
11. Una vez aplanados, extenderlos en una bandeja de horno (sobre papel de horno o con un poco de aceite de oliva), durante 20 minutos a 220º para que queden bien tostados.
12. Una vez listos, dejar enfriar y poner encima el topping de tu preferencia: guacamole, pico de gallo, carne o pollo guisado con vegetales ¡lo que más te guste!.